Historia del Ordenador

Historia del ordenador 1 from Edith Giraldo

Estrés, Tu aliado o tu enemigo

Has oído decir: “Nadie elige la cara que tiene pero si la cara que pone”? Igual pasa con el estrés: a todos nos suceden situaciones que por sus características  e implicaciones nos generan estrés, es inevitable. Cómo lo afrontamos es decisión de cada uno y esa elección sí es personal.

Todos nos estresamos, esa es una realidad, pero, ¿qué tanto sabemos del estrés?.

Qué es?

El estrés es la repuesta del organismo frente a situaciones en las cuales nos sentimos amenazados o en peligro. Fisiológicamente el sistema nervioso y endocrino se activan y preparan a los órganos internos para la acción inmediata de  huida o de lucha.  Visto así, el estrés es positivo en el sentido en que es un aliado interno que nos permite enfrentarnos al entorno cuando éste se presenta hostil. El problema es que hoy esta respuesta para muchos es automática y ya no sólo la utilizamos para efectos de supervivencia, trayendo consigo consecuencias físicas y psicológicas negativas.

Sin duda, sucesos como la muerte de un ser querido, un divorcio, un despido laboral, un embarazo, un cambio de empleo, problemas con el jefe o un cambio de residencia entre muchos otros, podrían ser situaciones estresantes. Sin embargo, no todos reaccionamos de la misma forma: La personalidad, el momento de la vida en el que estemos, las estrategias de afrontamiento que se tengan, los factores de protección con que se cuente como familia y el círculo social, hace que la respuesta ante una situación estresante varíe de persona a persona.

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¿Cómo convertirlo en tu aliado?

El estrés es un buen aliado si se administra como un recurso para responder ante situaciones de peligro de manera eficaz. Este estrés funcional y adaptativo es conocido como eustrés. Pero cuando estrés se convierte en la única respuesta conocida, se convierte en uno de los peores enemigos de la salud física y mental. Este tipo de estrés “negativo”, es conocido como distrés.

5 pautas para disminuir el estrés.

 

Contar con estrategias de afrontamiento adecuadas podría ayudarte a manejar con mayor acierto los sucesos vitales –sociales, profesionales, personales y familiares– que te generan estrés:

¿Qué situación similar me ha ocurrido y he enfrentado con éxito? Trata de recordar situaciones similares que hayas sido capaz de resolver. Recordarlas te da la confianza que necesitas y disminuye los niveles de ansiedad.

¿Con quiénes puedo contar? Contar con la familia y los amigos en situaciones que te generan estrés podría ayudarte a enfrentarlas de una mejor manera. Relacionarse con un amigo disminuye los niveles de estrés, el sistema inmunológico nos protege y los agentes externos no pueden entrar tan fácilmente.

Otra perspectiva. Todas las situaciones tienen al menos dos puntos de vista de diferentes, trata de mirar desde otro lado el problema y encontrarás otra manera diferente de abordarlo.

Conserva una actitud optimista. Es más probable que salgas victorioso cuando te pones de tu lado y mantienes una actitud positiva, que cuando te autocompadeces.

Evita precipitarte. La ansiedad puede alterar la manera como vemos las cosas y como procesamos la información. Tómate tu tiempo, dale espacio a la emoción, déjala fluir y evita tomar decisiones trascendentales cuando te sientas estresado.

Hábitos de vida saludables como la práctica frecuente de actividad física, una buena respiración yuna dieta balanceada y rica en nutrientes, te ayudan a controlar el estrés y a mantener tu cerebro activo y en forma para responder adecuadamente ante las situaciones que se te presenten.

Relájate y disfruta de tu vida sin estrés.

Si las preocupaciones no te dejan dormir y están afectando tu salud, es hora de tomar medidas para controlar la ansiedad y el estrés. Lograrlo es más sencillo de lo que crees:

Evita sobrecargarte con más actividades de las que puedes realizar.

Separa tiempo en la semana para descansar y dedicar a tus pasatiempos.

Asegúrate de tener a tu lado un buen amigo con quien desahogarte.

Alimentos como el queso, el yogurt y el banano tienen un efecto relajante.

El ejercicio puede ser una vía de escape a las tensiones de tu día.